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domingo, 20 de marzo de 2011

El placer de leer, o, Un libro, comienza la aventura

Esto lo escribí en el 2006, conversando con una de mis sobrinas sobre mi placer por la lectura...


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- Tía ¿por qué te gusta leer? - No lo sé Tita. Es una emoción grande abrir un libro… hojearlo para saber de qué trata. - Pero esas son muchas letras. A mí me da sueño. - Loquita Otra vez me encuentro en una de esas hermosas ocasiones en que una de mis sobrinas tiene ganas de conversar. Así que aprovecho para acercarme y disfrutar de su alegría de niña, de sus ojazos verdes pendiente de cada palabra. Es un reto para mí. Buscar la forma de mantener su atención, de poder transmitirle un poco de mis gustos, antes de aburrirla y hacerla huir a jugar. - Hay una librería que tiene este slogan: “Leer es descubrir nuevos mundos” Y es cierto. Cuando abrimos un libro podemos encontrar tantas cosas, aprender sobre cualquier tema. Un libro es una aventura; puedo hacernos reír y llorar. - Tú siempre estás comprando nuevos libros. - Así es. Reconozco que es como un vicio. A veces los compro por el título, otros por el autor. Pero generalmente, es una sensación de que el libro me dice “Léeme”. Me encanta saber que al terminar un libro, tendré otro a la mano para leer. Hay libros que los leo inmediatamente que los compro. Otros no. Esos son los que se quedan en la mesita de noche o en la biblioteca esperando el momento en que ambos estemos listos para conocernos. Es como si llegara a un acuerdo tácito con los libros: Yo te compro, pero te leeré en el momento que corresponda. - ¡Con razón hay tantos libros por todos lados!!! - Los libros son algo muy especial. ¿Sabes lo que es un ritual? - Buhhh… Creo que tiene que ver con hacer las cosas siempre de una misma forma. - Si. Hacer las cosas de la misma forma para no romper la magia, con un respeto especial a esa rutina. Eso siento cuando compro un libro. Es maravilloso el momento de llegar a casa y sacarlos de la bolsa. Vuelvo a leer la contracubierta, reviso los aspectos técnicos, y escribo mi nombre, la fecha y el precio. Mis ojos empiezan a acariciar la cubierta, sigo con la información de las solapas. Reviso el copywriter, si es una primera edición o son varias, las reimpresiones… dónde se hizo el depósito legal. Todo esto es como el entremés, el aperitivo antes del plato principal… Hojeo las últimas páginas, ¡pero sin leerlas!!! No me gusta adelantarme. Entonces paso a leer el prólogo. A veces son buenos, hablan del autor y de sus posibles motivaciones al escribir el libro. Otras veces el prólogo es tan pesado y aburrido que si no fuese por hábito, lo dejaría. Pero es una costumbre, me obligo a terminar de leerlo, porque sé que después vendrá el plato principal… Oye Tita, ¿qué te parece si buscamos un libro e iniciamos el ritual? - Dale, yo quiero ver cómo es eso que tu llamas tu ritual. Pero si me aburre lo dejo. - Ok. Trato hecho.


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Maracay, Julio 21, 2006

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