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domingo, 20 de marzo de 2011

Rosenblat y la Educación en Venezuela


 
En 1990 se publicó la 5ª edición de la compilación de ensayos sobre la Educación en Venezuela de Ángel Rosenblat aparecidos en el diario El Nacional, durante los años 1959 y 1971. En estos ensayos el autor enfoca la crisis de la educación en Venezuela, resaltando el papel de cada uno de los elementos que conforman el sistema de educación del país. 

Rosenblat, educador y filólogo venezolano, hace un recorrido por temas siempre vigentes y señala que la educación en las escuelas, en el bachillerato y en la universidad es un “inmenso despilfarro de dinero y energías humanas”. Inicia con el dato sobre la falta de habilidades en la lecto escritura, pasa por el deterioro de la profesión del educador y la “verdadera” autonomía universitaria, hasta llegar a la necesidad de usar las palabras correctamente. 

A continuación, un análisis crítico de este libro, con el objeto de dilucidar si sus ideas tienen vigencia o no, si los problemas de la educación son nuevos o se han venido arrastrando y agravando. 

El artículo que abre la compilación de reflexiones sobre la situación educacional del país fue escrito a un mes del derrocamiento del General Pérez Jiménez. Ángel Rosenblat señala su preocupación por la costumbre, muy nuestra como venezolanos, de evitar a toda costa el tener clases. Hace mención de cómo durante nueve años la universidad había estado supeditada a los caprichos de un régimen dictatorial y como luego, en vez de dar inicio a las clases con entusiasmo, estudiantes, profesores y autoridades se daban a la tarea de proponer y llevar a cabo celebraciones, mítines, asambleas, eventos que retrasaron el reinicio de las actividades académicas en la Universidad, para un mes después. Esta situación es común en la Venezuela de este siglo XXI. Los estudiantes y profesores, las autoridades y sindicatos hacen lo posible por evitar las actividades académicas. Es así, como para lograr las reivindicaciones, sean para los alumnos o para los docentes, es costumbre paralizar las clases, degenerándose la lucha en guachafita y días feriados para todos. Acota el autor: “"Es muy legítimo que los estudiantes se consagren –como todos los ciudadanos– a la actividad política... Pero así como nadie admitiría que los obreros y empleados celebrasen sus asambleas en las horas de trabajo, parece inmoral que los estudiantes lo hagan en sus horas de clase”". Y continúa: “"Soy partidario de la enseñanza universitaria gratuita. Pero la enseñanza gratuita significa que los estudios universitarios los paga el país, y más concretamente la clase trabajadora. Si los estudiantes no vienen a la Universidad a estudiar, sino a otras actividades, y los profesores vamos a estar... inactivos,... estaremos engañando al país"”. 

Cabe preguntarse: ¿Cuántas veces al año hay disturbios en las universidades nacionales? ¿Qué consiguen los dirigentes manipulando a los jóvenes para lanzar piedras, bombas molotov y quemando cauchos? Esta ha sido por muchos años la realidad de la lucha universitaria... paros, huelgas, disturbios, estudiantes presos, daños a la propiedad ajena. La voz de alarma de Rosenblat es tan válida ahora como hace cincuenta, sesenta años atrás. 

Otro tema de reflexión presentado es la deficiencia de la enseñanza. Rosenblat explica su preocupación al observar que los bachilleres que hicieron la prueba de admisión para ingresar a la Facultad de Medicina en 1959, en su mayoría no sabían leer, ni escribir, ni calcular. Se pregunta si estas fallas son del bachillerato o si se vienen arrastrando de la escuela. Otra vez se advierte como este tema sigue siendo actual en la Venezuela de los años 2000. Hoy día se escucha por doquier que los estudiantes universitarios y hasta los graduandos no saben escribir. Se observa claramente en las dificultades que presentan al tener que realizar sus trabajos de grado. Y todavía se puede hacer la pregunta, ¿Es esta una falla del bachillerato o de la escuela? Por cierto, hasta hace poco se llamó escuela básica, ahora ha vuelto a ser Escuela primaria...

Escribe Rosenblat: "“Mi experiencia en la universidad es que el alumno llega sin saber leer.” Para ese entonces y hoy día, la educación ha sido y es enfocada solo para aprobar los exámenes, o promover de un grado al siguiente". Últimamente se ha hablado mucho del aprender haciendo, del aprender para la vida y del aprendizaje significativo. Se debe considerar que este es una de los objetivos que tal vez se plateaba el autor al señalar que en la escuela se debía enseñar a leer, a escribir y a calcular: más que impartir una serie de informaciones que para el niño y adolescente no tienen mucho significado si no puede interpretarlas, integrarlas y aplicarlas a la realidad. Más adelante, Rosenblat hace hincapié en la importancia de la lengua, mas no en la gramática, como la base de la lectura, la escritura y la expresión oral. 

Finaliza este compendio, con una serie de reflexiones sobre los vocablos más comunes usados en el área educativa, que al estudiarlos desde la perspectiva filológica y etimológica, se observa que han sido usados incorrectamente. Interpretándose que muchas veces se usan para dar un sentido diferente a lo que en realidad significan. O cómo, –aquí se observa la importancia de la lectura– los venezolanos han perdido su capacidad de conversación y el sentido del humor fino, por usar o repetir siempre las mismas palabras, contribuyendo así a mantener pobre el lenguaje. La lectura de estos artículos lleva a la reflexión. 

La crisis de la educación en Venezuela no se soluciona con un cambio en los planes de estudio, ni en la implantación de modelos extranjeros. La solución está en las manos de todos quienes conforman el sistema educativo: estudiantes, padres, profesores, autoridades. Todos están involucrados. Tal y como señala Rosenblat, se podría mejorar en un gran porcentaje la educación si se hiciera más hincapié en la enseñanza de la lectura y de la escritura. Un joven que no lee, no podrá interpretar ni las señales de tránsito. La lectura no solo provee al niño de elementos para poder comunicarse, sino que le enseña a imaginar, a interpretar, a comprender. Hasta las matemáticas pueden comprenderse mejor cuando se sabe leer correctamente. Se le da mucha importancia a la ciencia, y en la actualidad a la tecnología, pero es bien sabido que un niño, joven o adulto no podría servirse eficientemente de una herramienta tan útil como la Internet si no sabe leer correctamente; Rosenblat dice: "“...leer y escribir es el único fundamento del saber y el pensar".” 

No importa la etapa o nivel de educación en que se encuentren los estudiantes y los profesores, se debe lograr que todos internalicen la importancia de la lectura y la escritura, como las principales herramientas para el trabajo creador. 
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Rosenblat, Ángel (1990) La educación en Venezuela. 5ª ed. Caracas: Monte Ávila Editores 

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Maracay, Marzo 2011

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