Aún en las horas más aciagas de un pueblo que busca su
libertad; en una nación donde sus habitantes escarban restos de comida en la
basura; sin medicinas básicas; con decenas de niños, jóvenes, madres y
trabajadores que los convierten en presos políticos por disentir del gobierno. Es
indignante, muy doloroso ver jóvenes que mueren por la represión del Estado.
Y hay un pueblo que también trabaja, que su
mejor forma de protestar es asegurar que hace su trabajo a tiempo y bien hecho,
con alegría y positivismo. En
medio de las bombas lacrimógenas, hay bendiciones constantes, niños que nacen, personas que
hacen el amor, jóvenes que están recolectando fondos para sus fiestas de
graduación, se abren nuevos restaurantes, tiendas, negocios y muchos otros
eventos que muestran que un país que lucha es un país que también puede y
necesita que su gente ría y celebre las buenas noticias.
Quienes
me conocen, saben que mi naturaleza es el optimismo patológico.
En
mis reflexiones hago énfasis en como la armonía, la paz y la felicidad son
elecciones personales. Ello está en concordancia con el Ser que soy.
Hoy con todo lo que nos toca vivir, cada uno de nosotros vive su duelo a su
modo.
Yo
busco en mis experiencias, con mis herramientas, la forma de fortalecerme y
seguir brindando mi trabajo y mi amor a quienes me rodean y con quienes me
relaciono. Muchas veces me han leído y escuchado decir que cada uno da lo que
tiene en su corazón. No es indiferencia.
Es conocerme y saber cual es mi fortaleza para ayudar con lo que sé y con lo
que soy. Cuando hay crisis, surgen personas que llevan espectáculos, bailes y
comedia para brindar a quienes están al frente de las batallas.
Entonces, suelto todo juicio y toda crítica. Y te pido
que hagas lo mismo. Si no estás de acuerdo conmigo, suéltame y bendíceme, que
yo hago lo propio por ti…
Evelyn Ranauro-Borges / Maracay, domingo
7 de mayo de 2017.