(del poeta sufí Rumi)
El ser humano es similar a una casa de huéspedes.
Cada día llega alguien nuevo a su puerta: una alegría, una decepción, algo
difícil o doloroso se presentarán como visitantes inesperados.
Dales la bienvenida y acógelos a todos, incluso si es una muchedumbre de
preocupaciones la que vacía tu casa de sus muebles. Trata a cada huésped
honorablemente, ya que podría estar vaciándote para una nueva delicia.
Ve a la
puerta de entrada y recibe con una sonrisa al pensamiento oscuro, a la
vergüenza, a la malicia, e invítales a pasar.
Sé agradecido
con cualquiera que venga, porque cada uno ha sido enviado como guardián del Más
Allá.